Ricard advierte que no se
trata de decidir ver la vida en rosa de
un día para otro, sino de trabajar
sistemáticamente en debilitar esos músculos de infelicidad que tanto hemos
fortalecido creyéndonos víctimas del pasado, de los padres o del entorno, y paralelamente,
comenzar a ejercitar los músculos mentales que nos hacen
absoluta y directamente responsables de nuestra propia felicidad.
(M. Ricard, En defensa de la
felicidad, Ed.Urano).
No hay comentarios:
Publicar un comentario